Fito describe el imperialismo cultural que se evidencia por parte de Estados Unidos. Ese dominio, aunque no unanimidad, de la difusión de tecnologías y contenido. Ejemplifica la velocidad que producen y esa carrera constante de los "grandes conglomerados" como los llama Thompson, por liderar y conquistar un mercado que está en continua expansión.
En otro sentido, hace alusión a las conexiones interminables que se amplían con el desarrollo tecnológico, económico y cultural. Describe cambios simultáneos de situaciones de personas, contextos, actitudes de las rutinas y estados en el mundo. Donde, sin embargo, las políticas de la cultura actual no sólo son producidas por un número reducido de poderosos, sino que incluyen a toda la población dentro del sistema capitalista moderno.
Por último expone a los excluidos del sistema, a aquellos que como explica Néstor García Canclini, "se les propone globalizarse como trabajadores o consumidores". La segmentación dentro del sistema y donde las variables tecnológicas y "el efecto de las variables económicas y sociales, y por eso tinden a reflejar las desigualdades."
Fuera de la canción en particular, es necesario aclarar, que si bien las industrias culturales masivas ejercen influencia sobre las conductas cotidianas, no se debe, como explica Mato, creer a la globalización como una fuerza suprahumana. Sino que los cambios producidos en la cultura se deben a transformaciones más complejas.
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EJE 3: Globalización, subjetividad, y nuevas tecnologías.
Sara Weimann.
Contacto: saraweimann@hotmail.com
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